HECTOR POLEO (1918, CARACAS, VENEZUELA- 1989, CARACAS, VENEZUELA)

Héctor Poleo nació en Caracas el 20 de julio de 1918. En 1930, ingresó en la Academia de Bellas Artes de esta ciudad, de la que egresó en 1937. El año en que Poleo comienza sus estudios de pintura, el área de Artes Plásticas estaba dirigida por el escultor Lorenzo González. En la Academia recibió clases de profesores como Antonio Esteban Frías, Marcos Castillo y Cruz Alvarez Sales, entre otros.

Poleo tuvo el privilegio de disfrutar los cambios sucedidos en la Academia en 1936, cambios que se orientaban hacia una actualización de la enseñanza de las artes visuales, y a reestructurar el método utilizado en dicha enseñanza. Antonio Edmundo Mosanto, quien conocía a profundidad las corrientes modernas y el desarrollo de la plástica del momento, es nombrado director de la nueva Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas. Como primera medida, Mosanto renueva el cuerpo docente, en tal sentido incorporó artistas que poseían sólidos conocimientos en pedagogía: entre otros Marcos Castillo, César Prieto, Juan Vicente Fabbianni, Francisco Narváez. También serán incorporados al personal docente algunos importantes pintores extranjeros como el español Ramón Martín Durbán y los chillenos Armando Lira y Marcos Bonita. De todos estos profesores, quizá sea Marcos Castillo quien más influyó en la formación de Poleo. Tal y como señala Simón Noriega en su libro sobre el artista, en las obras de esta época "...afloran las huellas de Cezanne y Bonnard, quienes seguramente llegaron a Poleo a través de Federico Brandt y de las lecciones de Marcos Castillo".

En 1937, Poleo realiza su primera exposición individual en el Ateneo de Caracas; ésta reunió obras, que si bien cronológicamente están ubicadas dentro del período académico, en las mismas se perciben intentos hacia un trabajo más personal, con influencias heredadas del Círculo de Bellas Artes y en la que toma en cuenta los conocimientos transmitidos por Castillo sobre Cezanne.

Algunas de las obras más conocidas de este período son Vaquera de Gamboa, 1935; Julieta, 1936 y Lectora, 1937. Entre las piezas de corte cezanniano, la que más destaca la crítica es Vaquera de Gamboa. En esta obra el azul del cielo parece adelantarse a un primer plano y alejar el corredor y la casa, quedando éstos en un segundo plano. Poleo estructura el espacio y crea una sensación de ambigüedad con trazos, manchas y planos de colores aplicados con pinceladas amplias y pastosas.

Vale la pena citar a Noriega cuando se interroga "¿Y qué es lo cezanniano de esta obra? La tendencia naturalmente a concebir el cuadrado como una estructura, razón por la cual aquellas partes del cuadrado que pudieran parecer insignificantes, juegan, en realidad, un papel insustituible en el conjunto. El espacio no es, en consecuencia, una construcción a priori (como en el Renacimiento) sino del resultado del quehacer pictórico". Es importante señalar que, si bien es cierto que Poleo en esta época indagó en el paisaje, el tema central de sus futuros trabajos girará en torno al estudio de la figura humana.

Realismo social (1940-1945)

En 1920 surge en México un movimiento pictórico conocido como Muralismo mexicano o Escuela mexicana, cuyos artistas más destacados fueron Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco. Este movimiento no sólo se preocupó por los problemas estéticos, sino también por lo social, lo político y lo ideológico en el arte, constituyéndose en una tendencia novedosa que jugó un papel importante en la historia visual de Latinoamérica.

Los muralistas lograron fusionar su tradición cultural y los postulados de la Revolución mexicana con la modernidad. Ellos asumieron un compromiso con su pueblo, y el lenguaje plástico que emplearon estaba dirigido a él.

La Escuela mexicana alcanzó tanta importancia en América y Europa que muchos jóvenes artistas, interesados por esta nueva pintura, viajaron al país azteca; entre los artistas venezolanos interesados en este movimiento César Rengifo, Héctor Poleo y Gabriel Bracho decidirán trasladarse a este país, el cual ofrecía una alternativa latinoamericana frente a las vanguardias europeas y norteamericanas.

En 1938, Poleo obtiene una beca del gobierno nacional, viaja a la ciudad de México e ingresa en la Academia San Carlos. La estadía en esta capital le permite conocer a profundidad la obra de los máximos representantes del muralismo mexicano, así como la posibilidad de estudiar sus técnicas propias. A este respecto es importante señalar que Poleo supo separar claramente de esta nueva corriente aquello que en realidad le interesaba, es decir los aportes e innovaciones en el terreno de las artes visuales; al respecto dice Simón Noriega: "Al margen de cualquier tipo de compromiso político. Poleo aspiraba formular una pintura fundamentada en dos grandes pilares: la tradición venezolana, uno, y la modernidad, el otro".

No obstante se evidencia en ciertas obras de esos años una intención de exponer y dar a conocer la realidad venezolana de aquel momento.

En 1940 realiza una exposición en la Galería Decoración de Ciudad de México. De allí viaja, por primera vez, a los Estados Unidos. Luego regresa a Caracas, y en 1941 expone en el Museo de Bellas Artes. Más tarde viaja a Bogotá y a Quito, pasando a su regreso por los Andes venezolanos.

Durante varios años Poleo aplicó la técnica muralista a la pintura de caballete. Sin embargo, casi todas las obras de este período fueron realizadas en óleo sobre tela; el artista sólo llegó a elaborar un mural en 1954, el cual se encuentra en el Edificio del Rectorado de la U.C.V.

Entre las obras importantes de estos años podemos mencionar: Aguadoras, 1940; Los comisarios, 1942; Los ciegos, 1943; Familia andina, 1944 y En la lucha por la tierra, 1945. de todas éstas la más divulgada, conocida y comentada es Los comisarios, de la cual realizó otras dos versiones, una en 1944 y la otra en 1953. Por ese óleo Poleo recibió el Premio de Pintura John Boulton, en el IV Salón Oficial de Arte Venezolano en 1943. Esta obra es considerada sumamente importante porque en ella el pintor sintetiza la influencia recibida de los pintores muralistas mexicanos, y en especial de Rivera; las características esenciales de la obra de Poleo de este período están presentes allí. En esta obra aparecen tres figuras sobre una colina desde la que se ve un poblado; por sus vestimentas reconocemos que son andinos venezolanos, los llamados "matachines o chácharos" del pasado régimen gomecista. Ellos aparentan tramar algo o comunicarse un terrible plan. Para Alfredo Boulton esta obra viene a representar un período de nuestra historia política ya superado pero que dejó duros recuerdos. La composición es planimétrica y la línea es el elemento definitorio de la obra; las tres figuras están situadas verticalmente en un primer plano, y definidas por líneas firmes y uniformes. Los personajes son robustos, macizos, escultóricos como los de Rivera. En cuanto a la aplicación de los colores observamos que son de poca intensidad; su interés por el uso preciso de la línea hace que en esta obra predomine lo dibujístico. Los comisarios, es, sin duda, un momento fundamental en la trayectoria de Poleo, que según Boulton: "...debe ser mencionado en la historia de nuestra pintura, entre muchas otras razones, porque con la figura humana como tema principal se regresó a la representación del hombre que después del brillante período de Tovar, Michelena y Rojas había sido abandonada durante el largo proceso del paisajismo vernáculo iniciado en 1912 con la fundación del Círculo de Bellas Artes de Caracas. En ese momento de Poleo se volvió, en grande, al figurativismo, pero dicho ahora dentro de otra manera más actualizada".

Poleo surrealista (1945-1950)

En 1924 el poeta francés André Breton, padre y teórico del movimiento surrealista, lanzó el Primer manifiesto, donde afirmaba que "el surrealismo es automatismo psíquico puro, mediante el cual se propone expresar verbalmente, por escrito o de cualquier otra manera, el funcionamiento real del pensamiento. Dictado del pensamiento, en ausencia de todo control ejercido por la razón, al margen de cualquier preocupación estética o moral".

Este movimiento se basó entre otras fuentes en los estudios psicoanalíticos realizados por el austríaco Sigmund Freud, entre finales del siglo XIX y principios del XX. Los surrealistas estaban muy interesados en el mundo del inconsciente, en explorar los misterios psíquicos del hombre. Breton consideraba al sueño y a la visión alucinada tan válidos como la realidad misma para lograr la creación; creía en la disolución futura de la aparente oposición entre sueño y realidad.

Este movimiento, que en un principio fue literario, tuvo sus mejores logros en la pintura, en donde sus preceptos pudieron ajustarse bien a sus técnicas. También ejerció una fuerte influencia en el cine y el teatro, por medio de los cuales se fue dando a conocer, además de Francia, en otros países del mundo.

Héctor Poleo tuvo conocimiento e información, por vez primera, sobre el surrealismo pictórico, cuando estudió en ciudad de México. En 1938, después de la Guerra Civil Española y durante la crisis que antecede a la Segunda Guerra Mundial, México fue visitado por el pintor Wolfang Paalen y por André Breton, quien organizó, en 1940, en la capital del país azteca, una importante exposición con obras de los surrealistas más destacados: Paul Delvaux, Max Ernst, René Magritte, Ives Tanguy, Salvador Dalí, Joan Miró, etc.; es probable que Poleo haya visitado esta exposición.

Ese mismo año, hace su primer viaje a los Estados Unidos, entrando en contacto con los nuevos hallazgos en el arte moderno. Más tarde, entre 1944 y 1948, durante su permanencia en Nueva York, Poleo va a trabajar según los preceptos surrealistas -llevado por la intensa actividad que en esa ciudad se realizaba en torno a este movimiento- tomando como principales referencias las obras de Magritte, Dalí y, en menor proporción, Tanguy.

Hacia 1944, las influencias heredadas del surrealismo empiezan a aparecer en ciertas obras de Poleo, siendo De la terre á la terre, la pieza que marca la transición entre la etapa del realismo social y del surrealismo. En relación a este óleo, Noriega nos dice: "He aquí una de las primeras obras de Poleo concebidas en clave surrealista, y pintada en un momento cuando todavía no se había desprendido de su cultura muralista... De la terre a la terre es, en consecuencia, uno de aquellos cuadros que bien puede ser situado entre los que marcan la ruptura con su etapa del Realismo Social".

En 1945, finalizada la segunda guerra mundial, las ciudades y los campos europeos quedan destruidos. La muerte fue el signo de esos tiempos, y los sobrevivientes al conflicto vivieron con el estigma del trauma, la locura, la angustia y la desesperanza. A partir de ese año Poleo utiliza más insistentemente los procedimientos del surrealismo pictórico, y expresa con mayor insistencia el drama vivido a nivel mundial.

Algunas de las obras del período surrealista de Poleo son: Panorama, 1945; Náufrago, 1945; Ciudad heroica, 1945; Regreso a la noche, 1947; Angustia de la espera, 1948 y Ocaso, 1949. En Panorama, el extenso paisaje parece absorber a la única persona que aparece en escena. En este cuadro Poleo logra expresar toda su preocupación por la angustia del hombre de la post-guerra, lo cual será un tema recurrente en sus futuras obras. Panorama representa una ciudad destruida por la guerra, las ruinas quedan enmarcadas por un extenso y árido paisaje, en cuyo fondo se encuentra el Partenón en llamas, al margen derecho aparece una mujer atormentada, enloquecida, como una alegoría de la angustia, el horror, el trauma y la desolación del hombre. La visión onírica, psicológica y surrealista, constituye la atmósfera prevaleciente. La destreza en el uso de la luz y los colores sombríos, tal como se observa en el cielo plomizo, le da a la obra un cierto misterio que acentúa la intención dramática y el patetismo característico de Poleo en muchas de sus piezas surrealistas.

Vale la pena destacar la diferencia entre el período realista social de Poleo de los años 40-45 y el surrealista de los últimos años de esa década, radica en que mientras en el primero priva la figura humana como eje de la composición sobre el paisaje; en el período surrealista pasa a ser sujeto protagónico quedando la figura en un plano secundario; es importante señalar que una de las más importantes contribuciones de Poleo en estos dos primeros períodos, así como también de Francisco Narváez, consiste en el aporte de una nueva forma de asumir la figuración dentro del arte venezolano, creando una imaginería muy personal y original, la cual es fácilmente reconocible en las pinturas del primero y las esculturas del segundo.

Figuración neoplástica (1950-1960)

Entre las primeras corrientes pictóricas que dominan en París hacia 1948, cuando Héctor Poleo viaja por primera vez a esa ciudad, estaban la abstracción geométrica, el abstraccionismo lírico y el informalismo. Para ese entonces un grupo de artistas venezolanos -Pascual Navarro, Alejandro Otero, Luis Guerra Moreno, Mateo Manaure, Armando Barrios, entre otros- forman un grupo conocido como "Los Disidentes". Estos artistas se opusieron a la tradicional enseñanza del paisajismo -que, con la fundación del "Círculo", en 1912 gana terrero y luego se consolida con la Escuela de Caracas- en pro de tendencia más vanguardistas. Héctor Poleo nunca se adhirió radicalmente abstractas, ni abandonó la figuración; pero de algún modo estas ideas influyeron en su trabajo artístico, ya que para 1950 su pintura comienza a cambiar. La manera de concebir el espacio pictórico recuerda al tratamiento espacial de la pintura abstracto-geométrica. La figura humana, el color y el espacio, sufren también transformaciones.

En los trabajos de este período las formas planas ganan terreno. Poleo deja atrás lo volumétrico, disminuyendo así la sensación de profundidad, por lo tanto, la apariencia de la tercera dimensión desaparece.

En cuanto a la temática, Poleo vuelve a la pintura realista, particularmente a las figuras, pero lo esencial no es presentar los contenidos de carácter ético o social; ahora al artista le interesa la expresión plástica en sí. Los campesinos y los rostros femeninos serán los motivos representados con mayor frecuencia, aunque también trata el paisaje en obras como El muro, sin fecha. Otras obras de este período son Maternidad, 1953; Perfil, 1953; Adela ceramista, 1955; Lo novios, 1956; La peinadora, 1952; y Anita Núñez de Zuloaga, 1953. Esta última se caracteriza por ser una composición vertical, totalmente plana, con franjas monocromas que acentúan la bidimensionalidad. El espacio y la figura están concebidos geométricamente. Si obviamos las manos y el rostro del personaje, la obra se transformaría en una obra abstracto-geométrica. El manto que cubre a la modelo es geometrizado por una delgada línea que crea un juego de ángulos. La línea, en esta obra, juega un papel muy importante, porque siluetea y ciñe a la figura, enmarcando los espacios. El fondo, con sus respectivos planos superpuestos, recuerda a las superficies coloreadas del pintor holandés Piet Mondrian, máximo exponente del neoplasticismo pictórico. La figura femenina aparece estática, estilizada, rígida y la expresión hierática de su rostro nos comunica armonía y serenidad.

Figuración poética (1960-1989)

A lo largo de la trayectoria artística de Héctor Poleo hemos venido observando que nunca se adhirió a un solo estilo; por el contrario, agotaba las posibilidades plásticas que le brindaba determinada tendencia o movimiento artístico y de inmediato volcaba sus búsquedas en terrenos desconocidos. Es así como en 1960 comienza una nueva faceta, la cual bautizó el novelista y poeta guatemalteco Miguel Angel Asturias como "abstracción figurada", pero que el propio Poleo prefirió llamar "figuración poética". A partir de esta fecha el artista deja de usar el óleo, sustituyéndolo por la caseína y el acrílico. La utilización de nuevos materiales y la influencia que recibió poleo de otros movimientos artísticos como el Informalismo, explican el cambio ocurrido en la pintura de este período. El incorporar la caseína y el acrílico resultó una decisión acertada, pues el autor logró impregnar sus piezas de nuevas atmósferas que según Boulton sólo se podían conseguir con estos materiales: "La nueva sustancia pictórica moldeó en cierta forma y configuró en cierto modo el nuevo sentir del artista y el de una nueva representación de la imagen. Su obra se volvió entonces otro idioma para un nuevo decir, dentro de un concepto totalmente subreal, onírico y abierto al misterio metafísico".

La figura humana sigue siendo el tema central de Poleo, en particular el perfil femenino. El artista logra crear a través de sus representaciones un juego entre la abstracción informal y la figuración. Las líneas rectas y la geometrización de su período anterior, que hacían rígidas y severas las composiciones, desaparecen. El dibujo ya no tiene la misma importancia que antes; ahora el pintor deja correr libremente su pincel, el que antes; ahora el pintor deja correr libremente su pincel, el cual obedece a la pasión del artista, quien va creando una serie de fluidas manchas de colores y transparencias. La figura humana es espectral; parece que emergiera de esa extraña y misteriosa atmósfera creada por las manchas y las transparencias. El color contribuye a desdibujar los contornos de la figura y l da un cierto toque de inmaterialidad.

Algunas de las piezas pictóricas reúnen las características mencionadas anteriormente son: De la terre á la terre, 1961; La que mi corazón ha tomado, 1963; Persistencia de la memeria, 1964; Mensaje de angustia, 1964; Le ciel aride, 1964; Présage, 1965; El tout reprend et reprendrá, 1969; Retour á la terre, 1970; Ma blonde argile, 1972.

En este tercer y último período de Poleo, Alfredo Boulton reconoce varios momentos: el primero, ya citado que abarca hasta el inicio de los años '70; un segundo, a partir de 1972, donde Poleo creó una nueva figuración plástica y onírica, "Creaciones etéreas, de manchas informes puestas a vivir en panoramas de irrealidades cromáticas, llenas de increíbles atmósferas, prendidas en seres de sueños, en cabezas y rostros que iban moviéndose, ajenos a la alegría"; ejemplo de obras de este momento son: J'aime la voix de ton regard, de 1978 y La Mentonnaisse, 1979; finalmente a partir de la década de los ochenta, la obra de Poleo se vuelve más enigmática y silenciosa; más dramática, "...la figura toma apariencia sobrecogedora que se acerca al horror del sueño y al borde del alucinante abismo final." Los cuadros están construidos con cuadros lineales y geométricos de tonos muchas veces cálidos, sobre los cuales destaca una figura cuyos rasgos del rostro están apenas enunciados, las órbitas vacías, inexpresivas. Ilustrativa de este momento es la obra Remenber Hiroshima, 1980. En otras, como Vers la nuit totale, también de 1980, el perfil de un rostro humano, coronado por un fantasmal cráneo blanco y rodeado por un espacio de irregulares formas, mira hacia la noche cósmica, el abismo. Entre las últimas obras de Poleo, podemos encontrar algunas que llegan casi a la abstracción, tal es el caso de Eloigné du monde et du bruit, sin fecha, cuadro "...concebido en atmósferas de una alta temperatura dramática, de formas casi sin formas y de un importante significado cósmico".

Además de la pintura y el dibujo, Héctor Poleo dominó muchas otras técnicas artísticas, con las cuales produjo verdaderas obras maestras. Abundante fue su producción en el campo de las artes gráficas que utilizó fundamentalmente a partir de los años '60, creando hermosas litografías y serigrafías que no se alejan ni temática ni compositivamente de su obra pictórica.

En la década de los '80 Poleo realiza piezas tridimensionales elaboradas en acero inoxidable satinado y fundidas en Milano, Italia. De esta serie de esculturas mencionaremos particularmente dos realizadas en 1983, con motivo del Bicentenario del Natalicio de Simón Bolívar. Para elaborar la imagen del Libertador, Poleo toma como modelo el perfil que en el siglo pasado realizara el francés Roulin. Una de estas piezas se encuentra en París, en la estación de metro "Bolívar" y la otra en Caracas, en el Instituto Internacional de Estudios Avanzados, Sartenejas, Estado Miranda; para esta oportunidad también diseñó dos medallas conmemorativas con el perfil de Bolívar: una encargada por en Comité Ejecutivo del Bicentenario y la otra por la UNESCO.

A su muerte acaecida en 1989, Héctor Poleo había legado una de las más importantes, hermosas, abundantes y versátiles obras del patrimonio plástico venezolano.

EXPOSICIONES INDIVIDUALES

1937: Ateneo de Caracas.

1940: Galería de Arte Decoración, Ciudad de México.

1941: Museo de Bellas Artes, Caracas.

1943: Galería Greco, Caracas.

1945: Galleries of Arnold Seligman, Rey & Co., New York. Unión Panamericana, Washington D.C. San Francisco Museum of Art, San Francisco, EE.UU.

1946: Denver Art Museum, Colorado, EE.UU. Héctor Poleo, Museo de Bellas Artes, Caracas.

1948: Biblioteca del Congreso, Washington D.C. Galería Arnold Seligmann-Helft, New York.

1950: Héctor Poleo (óleos, dibujos, témperas), Museo de Bellas Artes, Caracas. Librería Santos Luzardo, Barquisimeto, Edo. Lara.

1961: Galería Acquavevella, Caracas.

1964: Poleo. Message d' angoisse, Galería Drouant, París. Poleo, Galería Acquavella, Caracas.

1966: Galería Drouant, París.

1967: Galería Acquavella, New York.

1967: Galería Acquavella, Caracas.

1969: Galería Villand et Galanis, París.

1970: Galería Antañona, Caracas.

1971: Galería Acquavella, Caracas.

1974: Héctor Poleo. Retrospectiva, Museo de Bellas Artes. Retrospectiva, Museo de Arte Moderno, Ciudad de México. Retrospectiva, Centro de Relaciones Interamericanas, New York.

1978: Galería Isnard, París.

1979: Galería Acquavella, Caracas.

1980: Galería Acquavella, Caracas.

1982: Galería Acquavella, Caracas.

1986: Poleo, Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber.

EXPOSICIONES PÓSTUMAS

1992: Héctor Poleo, Exposición Itinerante, GAN, Caracas

PREMIOS

1937: Medalla de Plata, Exposición Internacional de París.

1941: Segundo Premio de Pintura, II Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, Museo de Bellas Artes, Caracas.

1943: Premio John Boulton, IV Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, Museo de Bellas Artes, Caracas.

1944: Premio Arturo Michelena, II Salón Arturo Michelena, Ateneo de Valencia, Edo. Carabobo.

1947: Premio Oficial de Pintura, VIII Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, Museo de Bellas Artes, Caracas.

1949: Segundo premio, II Salón Anual de Pintura de A. Planchart y Cía., Caracas.

1950: Premio Federico Brandt, XI Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, Museo de Bellas Artes, Caracas. Premio Rotary Club, VIII Salón Arturo Michelena, Ateneo de Valencia, Edo. Carabobo. Premio Club de Leones, VIII Salón Arturo Michelena, Ateneo de Valencia, Edo. Carabobo.

1952: Primer Premio, V Salón Anual de Pintura de A. Planchart y Cía., Caracas. Premio Andrés Pérez Mujica, X Salón Arturo Michelena, Ateneo de Valencia, Edo. Carabobo.

1953: Premio Antonio Esteban Frías, XIV Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, Museo de Bellas Artes, Caracas.

1954: Premio II Bienal Hispanoamericana de Arte, La Habana. Premio Arturo Michelena, XV Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, Museo de Bellas Artes, Caracas.

1955: Placa honorífica de Plata, III Bienal de Arte de Sao Paulo, Brasil. Premio Cervecería Caracas, Exposición Internacional de Pintura, Valencia, Edo. Carabobo.

1956: Premio Popular, VIII Salón Anual de Pintura de A. Planchart y Cía., Caracas. Premio de Adquisición, Galería Internacional de Arte Moderno, XXVIII Bienal de Venecia.

1958: Premio Antonio Herrera Toro, XIX Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, Museo de Bellas Artes, Caracas.

1969: Mención Especial, I Festival Internacional de Pintura, Cagnes-sur-Mer, Francia. Premio Comisión Nacional de la UNESCO, V Gran Premio Internacional de Arte Contemporáneo del Principado de Mónaco, Montecarlo, Mónaco.

1986: Premio Nacional de Artes Plásticas, Caracas

COLECCIONES

Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, Maiquetía. Edo. Vargas.

Ateneo de Trujillo, Edo. Trujillo.

Ateneo de Valencia, Edo. Carabobo.

Biblioteca del Congreso, Washington D.C., USA.

Círculo de las Fuerzas Armadas, Caracas, Distrito Federal.

Colección IBM, New York, USA.

Concejo Municipal del Distrito Federal, Caracas, Distrito Federal.

Embajada de Venezuela, Washington D.C., USA.

Galería Internacional de Arte Moderno, Venecia, Italia.

Galería Municipal de Arte Moderno, Puerto La Cruz, Edo. Anzoátegui.

Galería Nacional de Arte de Canadá.

Galería de Arte Nacional, Caracas, Distrito Federal.

Instituto de Arte de Chicago, Illinois, USA.

Instituto Nacional de Hipódromos, Caracas, Distrito Federal.

Instituto Zuliano de la Cultura, Maracaibo, Edo. Zulia.

MARAVEN, Caracas, Distrito Federal.

Museo de Arte Contemporáneo de América Latina y del Caribe, Washington D.C., USA.

Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, Sofía Imber, Caracas, Distrito Federal.

Museo de Arte de Indianápolis, Indiana, USA.

Museo de Arte de San Francisco, California, USA.

Museo de Arte Moderno de New York, USA.

Museo de Arte Moderno, Bogotá, Colombia.

Museo de Tel Aviv, Israel.

Museo del Estado Anzoátegui, Barcelona, Edo. Anzoátegui.

Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago de Chile, Chile.

Museo Nacional de La Habana, Cuba.

ONU, New York, USA.

Organización de Estados Americanos (OEA), Washington D.C., USA.

Palacio Real, Atenas, Grecia.

Residencia Presidencial La Casona, Caracas, Distrito Federal.

Sindicato de Escritores y Artistas, Varsovia.

Universidad Central de Venezuela, Caracas, Distrito Federal.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Antillano, Sergio, Los Salones de Arte, Caracas Maravén S.A., 1976.

CINAP, FGAN P 51.

Boulton, Alfredo, Historia de la Pintura en Venezuela. Tomo III: Época Contemporánea. Caracas. Ernesto Armitano Editor, 1972.

Calzadilla, Juan, El Arte en Venezuela, Caracas Ediciones del Círculo Musical, 1967.

Da Antonio, Francisco, "Héctor Poleo, del realismo a lo subreal" en El Universal, Caracas, 9 de diciembre de 1972

-Espacio y Tiempo del Dibujo en Venezuela, Caracas, Maravén, 1981.

Lozano, Rafael "Héctor Poleo, pintor simbólico de la ruina y la decadencia de occidente", en El Universal, Caracas, 14 de mayo de 1950.

Walson Crane, Jane en el Washington Post, 9 de marzo, 1949.

PAGINAS WEB:

Centenario Villanueva (2000). Ciudad Universitaria de Caracas, su máxima obra. Síntesis de las Artes. Artistas. Fecha de consulta: 13/09/2005